Llena de educación tu portátil
Una cosa es que Escuela 2.0 lleve las Tecnologías de la Información y el Conocimiento (TIC) a las aulas entre 5º de Primaria y 2º de ESO y otra enseñar con ellas. La integración de los recursos digitales requiere nuevos materiales y servicios didácticos que aprovechen las características de estos equipos: hipertextuales, interactivos, motivadores, facilitadores de la monitorización total del alumnado; y más baratos.
Manuel Área, catedrático de Tecnología Educativa de la Universidad de La Laguna (Canarias), opina que nadie tiene muy claro cómo deberían ser estos nuevos contenidos pero que se impone un nuevo modelo de negocio en el que el libro de texto tradicional queda cuestionado. «Las empresas tienen temores ya que nadie puede asegurar la rentabilidad económica», explica.
Tanto editoriales tradicionales como digitales desarrollan sus productos para un mercado que, por ahora, tiene presencia real en Cataluña, donde se han comprado, por casi cuatro millones de euros, aportados por la Generalitat en su mayoría, 200.000 licencias digitales -que dan derecho de uso durante un curso- para unos 98.000 alumnos. Las publicaciones para la educación obligatoria generaron en 2009 en Primaria y ESO (últimos datos publicados) 560 millones de euros.
Entre las editoriales que solo generan contenidos multimedia está Digital-Text. Su director, Héctor Ruiz, destaca el potencial del soporte multimedia y la posibilidad «real» de detectar los problemas en el aprendizaje del alumnado, gracias a la actualización automática en un cuaderno de evaluación virtual de los ejercicios realizados y los resultados; además de una mayor motivación de los chavales. Un total de 600 centros de España trabajan con su material. Un año escolar cuesta unos 30 euros.
A los responsables de contenidos de grandes editoriales como Santillana (perteneciente a PRISA, grupo editor de EL PAÍS) o SM, les parece que hay apuestas de gran riesgo económico. El maestro y pedagogo Juan Núñez, director de TIC para SM, defiende que el ahorro en distribución e impresión de los textos tradicionales se contrarresta con los costes añadidos que las digitales tienen en los servidores que soportan la infraestructura y en el alojamiento de los servicios, la atención al cliente y toda la generación del contenido multimedia que, «si es de calidad, es más caro».
Tanto Núñez como el catedrático Área creen que el modelo será una simbiosis entre papel y pantalla. Área explica que los libros requieren «más tiempo, lentitud y una mayor reflexión». La pantalla «es mucho más rápida y lúdica». Citando al semiólogo Umberto Eco, el director de contenidos de Santillana, Enric Juan, defiende el libro como «un elemento que tiene una navegabilidad inmejorable: el índice señala los capítulos y solo hay que pasar las páginas para ir a los contenidos». «Si la figura del profesor evoluciona a la de un mediador eso deberá reflejarse en los contenidos», explica, «que seguirán la misma evolución de las aulas».
En el Jacint Verdaguer, un colegio en Sant Sadurní d’Anoia (Barcelona), pionero en la implantación de las TIC, ya casi no usan el papel. Su director, José María Estévez, explica que sus alumnos «no imprimen para leer ni los textos más largos». Los contenidos los genera el propio profesorado, una situación insostenible para Estévez por el «enorme esfuerzo que supone». «La industria debe tomar el relevo aunque solo sea por su supervivencia», asegura. «Ahora mismo lo que hacen es poner detrás de la pantalla los libros de papel con materiales de pregunta/respuesta cuando deberían plantear actividades en las que los alumnos descubran las cosas por sí mismos».
El producto de Santillana para el primer ciclo de ESO es el Llibreweb, un archivo PDF enriquecido que se maneja dentro del navegador. SM ofrece el Libro Interactivo en Redy para 5º de Primaria y lº de ESO, visualizado como un libro tradicional. Ambos tienen vídeos y animaciones, gráficos que se agrandan, ejercicios tradicionales y enlaces a contenidos seleccionados en la Red.
Santillana y SM ofrecen sus plataformas en red para el acceso a contenidos, que se actualizan automáticamente a medida que los alumnos realizan las actividades, facilitando la monitorización del proceso de aprendizaje.
CARLOS CARABAÑA – Madrid – 20/12/2010
Fuente: www.elpais.com
Imagen: Ordenadores y pizarras digitales en la escuela rural de Ponteceso (A Coruña).- GABRIEL TIZÓN